CINE CLUB
OCHO Y MEDIO
SEPTIEMBRE
2009
VIERNES 5 P.M.
CENTRO CULTURAL PALATINO
(Carrera 23 con Calle 18). SEGUNDO PISO.
CICLO DE CINE DEL DIRECTOR "WERNER HERZOG"
SEPTIEMBRE 4:
“TAMBIÉN LOS ENANOS EMPEZARON PEQUEÑOS”
(Auch zwerge haben klein angefangen)
Alemania, 1970. 96 min., B/N. Protagonizada por Helmut Döring, Gerd Gickel, Paul Glauer y Erna Gschwendtner.
Singular reflexión de Werner Herzog acerca de la condición humana. El film narra, con tintes tragicómicos, la rebelión en una institución de un grupo de enanos contra la autoridad. Y de este modo alegórico, no exento de humor negro, se señala cómo una revuelta contra la tiranía, por muy justificada que esté, puede traer consigo, paradójicamente, actos de crueldad y degradación que rebajan el valor de la lucha.
FATA MORGANA
Director: Werner Herzog
Alemania, 1971. 79 min., color. Protagonizada por Eugen Des Montagnes, Wolfgang von Ungern-Sternberg y James William Gledhill.
Estructurada en tres partes (Creación, Paraíso y La era dorada) y rodada en el desierto del Sahara, esta es sin duda la película menos convencional del director alemán. Sin argumento ni guión determinado, el relato bordea la incoherencia, dando un resultado maravilloso. Podríamos estar en presencia de una de las más radicales propuestas fílmicas de la historia del cine, que parece remitir fácilmente al psicoanálisis.
¿Qué es una fata Morgana?
El efecto Fata Morgana recibe su nombre del italiano fata Morgana (es decir: hada Morgana), en referencia a la hermanastra del Rey Arturo (Morgan le Fay) que, según la leyenda, era un hada cambiante.
Es un espejismo o ilusión óptica que se debe a una inversión de temperatura. Objetos que se encuentran en el horizonte como, por ejemplo, islas, acantilados, barcos o témpanos de hielo, adquieren una apariencia alargada y elevada, similar a "castillos de cuentos de hadas".La fatamorgana más célebre es la que se produce en la costa meridional de Sicilia, en el Estrecho de Messina, entre Calabria y Sicilia.
Con el tiempo en calma, la separación regular entre el aire caliente y el aire frío (más denso) cerca de la superficie terrestre puede actuar como una lente refractante, produciendo una imagen invertida, sobre la que la imagen distante parece flotar. Los efectos Fata Morgana suelen ser visibles por la mañana, después de una noche fría. Es un efecto habitual en valles de alta montaña, donde el efecto se ve acentuado por la curvatura del suelo del valle, que cancela la curvatura de la Tierra. También se suele ver por la mañana en mares árticos, con el mar muy en calma, y es habitual en superficies heladas de la Antártida.
Es un espejismo o ilusión óptica que se debe a una inversión de temperatura. Objetos que se encuentran en el horizonte como, por ejemplo, islas, acantilados, barcos o témpanos de hielo, adquieren una apariencia alargada y elevada, similar a "castillos de cuentos de hadas".La fatamorgana más célebre es la que se produce en la costa meridional de Sicilia, en el Estrecho de Messina, entre Calabria y Sicilia.
Con el tiempo en calma, la separación regular entre el aire caliente y el aire frío (más denso) cerca de la superficie terrestre puede actuar como una lente refractante, produciendo una imagen invertida, sobre la que la imagen distante parece flotar. Los efectos Fata Morgana suelen ser visibles por la mañana, después de una noche fría. Es un efecto habitual en valles de alta montaña, donde el efecto se ve acentuado por la curvatura del suelo del valle, que cancela la curvatura de la Tierra. También se suele ver por la mañana en mares árticos, con el mar muy en calma, y es habitual en superficies heladas de la Antártida.
Los efectos Fata Morgana son espejismos superiores, diferentes de los espejismos inferiores, que son más habituales y crean la ilusión de lagos de agua distantes en el desierto o en carreteras con el asfalto muy caliente.
SEPTIEMBRE 18:
“AGUIRRE, LA CÓLERA DE DIOS” (Aguirre, der zorn gottes)
Alemania, 1972. 95 min., color. Protagonizada por Klaus Kinski, Cecilia Rivera, Ruy Guerra y Helena Rojo.
La aventura equinoccial de Lope de Aguirre fue el cimiento sobre el cual Herzog erigió su discurso sobre la desesperada búsqueda de una utopía que, al desafiar a las propias fuerzas y las de la naturaleza, finaliza en fracaso. Su Lope de Aguirre es un megalómano que parte en busca del mítico El Dorado, pierde a sus hombres a medida que se adentra en la selva amazónica y, en su afán de superar a Dios, incluso planea una boda con su propia hija para asegurar la pureza de una nueva raza.
La película se inicia de forma espectacular en un estilo realista, cuando la expedición trata de abrirse paso por la empinada senda de montaña que les conducirá hasta un río que se interpone en su camino. Sin embargo, cuando las balsas emprenden su largo viaje, Herzog desarrolla una narración visual cuyo carácter fantástico se irá acrecentando, en consonancia con el cariz cada vez más caótico y absurdo que van tomando los acontecimientos.
El mundo que crea se va alejando más y más de la realidad objetiva, hasta transformarse en un universo oscuro y onírico, fruto de la imaginación, que invita de forma velada a una interpretación metafórica. La escena final, en la que Aguirre, el último superviviente, continúa farfullando sobre su espléndido triunfo en medio de una balsa infestada de monos, constituye una imagen inolvidable.
Aunque ambientada en un período histórico muy posterior, otra película de Herzog, Fitzcarraldo (1982), versa sobre un proyecto igualmente grandioso y delirante: la construcción de un teatro de ópera en medio de la jungla. Para su realización fue necesario transportar un barco de vapor a través de las montañas; un acontecimiento que ha quedado reflejado en el apasionante documental Burden of Dreams (1982). Las dos películas de Herzog han suscitado serios interrogantes sobre hasta dónde es lícito llegar a la hora de realizar una película. Aunque el propio Herzog reconoció que, durante el rodaje, tanto al equipo como el reparto estuvieron sometidos a numerosos peligros (por no decir que a una auténtica explotación), la necesidad imperiosa de plasmar su visión primó en todo momento sobre cualquier otro tipo de consideraciones; una actitud que le valió numerosas críticas, pero también la concesión del premio al mejor director en el Festival de Cannes de 1982.
SEPTIEMBRE 25:
“CORAZÓN DE CRISTAL” (Herz aus glas)
1976. 93 min., color. Protagonizada por: Josef Bierbichler, Stefan Güttler, Clemens Scheitz y Sonja Skiba.
Ambientada en Baviera en el siglo XVIII, cuenta la historia de un pueblo cuya principal actividad económica es la elaboración del cristal rubí, una preciada joya de artesanía. Pero el capataz de la fábrica muere, llevándose a la tumba el secreto de la fabricación del cristal, y sumiendo al pueblo en un estado de incertidumbre. Deciden recurrir a Hias, un pastor que vive en las montañas y que en ocasiones tiene visiones en las que predice el futuro. Lo que hace a esta película tan extraña y experimental es que los actores, salvo el que interpreta al pastor visionario, actúan sumidos en un trance hipnótico. Con ello Herzog intenta crear una atmósfera densa, enrarecida, y en cierto modo plasmar el shock bajo el que están los aldeanos.
Producida, coescrita y dirigida por Herzog, se inspira en una leyenda bávara tradicional. Obtuvo el premio de la crítica alemana y la Cinta de oro a la mejor fotografía.
La acción tiene lugar, en los primeros años del XVIII (antes de la revolución Industrial), en una pequeña aldea bávara, cuya economía se basa en la producción de vidrio soplado de color rojo rubí. Narra la historia colectiva de una aldea dedicada a la producción de objetos de vidrio rojo, que se ve sacudida por el fallecimiento repentino del maestro cristalero, que guardaba en la memoria el secreto de la fórmula del color. Ante la imposibilidad de recuperarla, el propietario del taller solicita a un pastor, Ilias (Josef Bierbichler), visionario y profeta, que trate de recuperar con sus medios la fórmula perdida. Puesto a la labor, no logra dar con ella, pero entrevé el futuro de los aldeanos y de la aldea. La película evoca las consecuencias que
La acción tiene lugar, en los primeros años del XVIII (antes de la revolución Industrial), en una pequeña aldea bávara, cuya economía se basa en la producción de vidrio soplado de color rojo rubí. Narra la historia colectiva de una aldea dedicada a la producción de objetos de vidrio rojo, que se ve sacudida por el fallecimiento repentino del maestro cristalero, que guardaba en la memoria el secreto de la fórmula del color. Ante la imposibilidad de recuperarla, el propietario del taller solicita a un pastor, Ilias (Josef Bierbichler), visionario y profeta, que trate de recuperar con sus medios la fórmula perdida. Puesto a la labor, no logra dar con ella, pero entrevé el futuro de los aldeanos y de la aldea. La película evoca las consecuencias que
tendrán para la vida rural y la producción artesanal la inminente revolución industrial y la emergencia de una sociedad basada en los servicios, nuevas tecnologías y nuevas fuentes de energía. La emigración del campo a la ciudad y de Europa a América se anticipa como un fenómeno próximo e inexorable. El trance que se vive en el lugar mientras los aldeanos se debaten entre la sorpresa, el estupor, la incertidumbre, el imparable declive económico, el desánimo y el futuro apocalíptico que anuncia Ilias, constituye el eje de la narración. En este caso, el protagonista no es un personaje individual, sino una colectividad que se encuentra perdida entre un pasado irrecuperable y un futuro imprevisible. Al hilo del relato, el autor construye una alegoría de gran belleza y de gran profundidad conceptual. Se refiere no tanto a la revolución industrial como al presente de los años 70, dominados por la Guerra fría, el equilibrio del terror asociado a la capacidad de destrucción masiva de las dos superpotencias (EEUU y URSS), la crisis del petróleo de 1973-77 y los avances de la ingeniería espacial.
La música corre a cargo del grupo Popol Vuh ("Aguirre", "Fitzcarraldo", "Cobra verde"), que compone fragmentos de aires germánicos y tiroleses, que acentúan el clima de angustia y desvarío colectivo. La fotografía se inspira en la estética del claroscuro, en la que destacaron los pintores alemanes clásicos. Predominan las escenas nebulosas y oscuras que suscitan sentimientos de opresión y temor. El guión se detiene en la descripción del mundo interior de unos aldeanos que transitan de la incredulidad a la locura. La interpretación, apoyada en la aplicación de hipnosis a los actores, salvo al pastor Ilias, crea una atmósfera palpable de enajenación que absorbe y perturba. La dirección construye una historia fascinante, muy potente conceptualmente y estéticamente.
OCTUBRE 2:
“FITZCARRALDO”
Alemania, 1982. 158 min., color. Protagonizada por Klaus Kinski, José Lewgoy, Miguel Ángel Fuentes y Paul Hittscher.
La historia de Fitzcarraldo es la historia de un sueño: un hombre enamorado de la ópera y la cultura que decidió llevar el arte a un lejano pueblo de la selva peruana. Una aventura muy costosa que le obligaría a explotar el caucho de una recóndita zona de la jungla, algo imposible sin un barco. El gran problema: ¿cómo trasladar un barco a través de las montañas? Aquí es donde una vez más, la ilusión y el genio humanos parecen ser la única esperanza...y el único peligro.
Fitzcarraldo es una película de 1982 escrita y dirigida por Werner Herzog y protagonizada por Klaus Kinski como el personaje principal. Retrata al Barón del caucho Brian Sweeney Fitzgerald, un irlandés llamado Fitzcarraldo en Perú, quien tiene que tirar de un barco de vapor por una empinada colina en orden de acceder a un territorio rico en caucho. La película se basa en una historia de la vida real del barón del caucho Fermín Fitzcarrald.
Brian “Fitzcarraldo” Fitzgerald, un europeo viviendo en una pequeña ciudad de Perú a comienzos del siglo XX, tiene un gran amor por la ópera y un espíritu indomable. Es un gran admirador del famoso tenor Enrico Caruso y sueña con construir una Opera en la ciudad de Iquitos. Esto requiere mucho dinero, y la industria más redituable en Perú en ese momento es el caucho. Las áreas conocidas que contienen árboles de caucho han sido parceladas por el gobierno peruano y pueden ser rentadas para su explotación.
Fitzcarraldo investiga para entrar en el negocio del caucho. Se le muestra un mapa que apunta a la única parcela no reclamada en el área. Un servicial pero fastidioso barón del caucho le explica porque nadie ha reclamado esta parcela aun: mientras que la parcela se extiende a ambos lados del Río Ucayali, está separada del Amazonas por unos peligrosos rápidos. Sin embargo, Fitzcarraldo se da cuenta que el Río Pachitea, otro afluente del Amazonas, pasa solo a unos pocos cientos de metros del Ucayali aguas arriba de la parcela.
Para hacer realidad su sueño, alquila la inaccesible parcela al gobierno. Entonces compra un barco de vapor (al que bautiza Molly Aida) del mismo barón del caucho, contrata una tripulación y se dirige hacia el Pachitea, el río paralelo. Este río es conocido por ser más peligroso a medida que se lo navega debido a las tribus poco amistosas que viven en el área. El plan de Fitzcarraldo es alcanzar el punto donde los dos ríos están más cerca y luego, con el poder de los nativos, físicamente tirar del barco de vapor de 3 pisos y 320 toneladas sobre una ladera lodosa con una inclinación de 40º para atravesar el istmo, de un río al otro. Usando el barco de vapor, entonces el podrá recolectar caucho en el Ucayali y llevarlo al Pachitea hacia el mercado.
La historia está inspirada en la vida real del barón del caucho Carlos Fermín Fitzcarrald; en la década de 1890, Fitzcarrald cruzo un barco de vapor por el istmo de un río al otro, pero su peso era de 30 toneladas y tuvo que desmantelarlo antes de poder cruzarlo.
En su película autobiográfica Retrato de Werner Herzog, Herzog indicó que la espectacular producción de la película fue en parte inspirada por las hazañas de ingeniería de épocas antiguas. La película fue increíblemente traumática, y famosa por mover un barco de vapor de 320 toneladas por una colina sin usar efectos especiales. Herzog pensaba que nadie jamás había realizado tal proeza en la historia, y que nunca más la realizarían, llamándose a si mismo “Conquistador de lo Inútil”. Algunas escenas fueron filmadas en el barco de vapor mientras chocaba con los rápidos, hiriendo a tres de las seis personas involucradas en la filmación. Dos barcos a escala real fueron fabricados para la película.
La elección del elenco también fue algo difícil. Jason Robards era el personaje principal originalmente, pero enfermo y se vio forzado a irse. Herzog entonces consideró llamar a Jack Nicholson, y hasta de hacer el personaje de Fitzcarraldo el mismo, antes que Klaus Kinski aceptara el papel. En ese punto, el 40% de la filmación estaba completa y Herzog insistió en refirmar absolutamente todo con Kinski. Mick Jagger fue originalmente elegido para el papel del asistente de Fitzcarraldo, pero la fecha de filmación expiró y se fue de gira con los Rolling Stones. Herzog entonces abandona el personaje de Jagger del guión y comienza la filmación desde el principio. Aunque ninguno de los personajes principales de la película hablaba inglés nativo, el sonido original fue grabado en inglés, como el único lenguaje en común de los actores principales.
El propio Klaus Kinski fue la mayor fuente de tensión, mientras que luchaba con Herzog y otros miembros del equipo e hizo enfadar mucho a los nativos. En su documental My Best Friend (Mi Mejor Amigo), Herzog cuenta que uno de los jefes nativos le ofreció matar a Kinski por él, pero que el declinó el ofrecimiento por la necesidad que tenia de Kinski para terminar la película.
El documental de Les Blank Burden of Dreams, sobre la producción de la película, documenta muchas de estas privaciones. El material de Blank, que también aparece en Retrato de Werner Herzog y My Best Friend contiene alguno del único material sobreviviente de Robards y Jagger en Fitzcarraldo y muchas escenas documentando el viaje de la nave sobre la montaña, entre algunos episodios del loco de atar de Kinski.
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